La terapia con
maltratadores en la violencia de género.
La
segunda publicación de este post es dejar constancia de que a través de
diversas fundaciones de la mujer, programas de las comunidades y proyectos,
cabe decir que dentro del mundo del maltrato y la violencia de género existen
diversas maneras de trabajar la terapia de conducta de aquellos que han
maltratado a su mujeres y/o hijos, y que existen métodos eficaces para corregir
el comportamiento agresivo y equivoco que algunos maltratadores tienen con sus
familias.
En
España, un estudio revelo que cerca de entre el 40% y 60% de las mujeres vivía
con su agresor, por ello, contamos con
mentes brillantes para el desarrollo de programas de reeducación de
maltratadores, y el primero de ellos fue “Enrique Echeburia” hace ya más de 15
años, ya que se sabía que existía un alto riesgo de que estos hombres a pesar
de la separación volvieran a amenazar y agredir a sus mujeres.
“La
reinserción es una medida más en la lucha contra la violencia”, (E. Echeburia),
en estas palabras define el autor como una manera de decir que un maltratador
rehabilitado es un a victima menos, ya que también se sabes, que los
maltratadores suelen salir a la calle en busca de otra mujer a la que
victimizar.
¿Por
qué el maltrato?
Existen
diversas explicaciones de autores para
el maltrato a la pareja.
Entre
ellas encontramos la perspectiva cultural, que es la más antigua y la más
arraigada ya que explica que el abuso
del barón en la familia se debe a un status patriarcal, y que impregnan todas
las relaciones sociales. Entonces esta interpretación da como justificación que
esta violencia es fruto de querer mantener el orden social y familiar.
Estaríamos ante una indudable discriminación familiar en contra de las mujeres.
Otra
de las perspectivas es la estructural,
que en palabras de “delito” se trata por las teorías de la anomia y de la
tensión, en el que las desigualdades sociales, la falta de oportunidades y su
incapacidad para alcanzar los objetivos convencionales de la sociedad, serian
los factores que desencadenan las tensiones individuales de cada persona que
conllevan a la agresión dentro de la
familia.
La
perspectiva psicopatológica, en el que consideramos al agresor o maltratador
portador de una patología individual que la causa próxima de su conducta. Dentro
de estas patologías, se señala con frecuencia ciertos trastornos mentales y
alteraciones de la personalidad y
también tenemos la asociación de maltrato y consumo de alcohol y otras
drogas.
Tenemos
a otra más específica, conocida como la perspectiva de la interacción, en el que afirma
que toda forma violenta de actuar fuera del margen de las anteriores
explicaciones dadas, se encuentra aquí como modo de actuar por costumbre en una
familia, aunque a pesar de ser así se puede focalizar más aun el
comportamiento.
Existe
también la perspectiva jurídica clásica, que no se detiene a entender y
comprender los factores que precipitan al maltrato como a intentar su control.
La línea de pensamiento en la que se dirige esta perspectiva las propuestas
cuyo propósito es aumentar es detectar el grado de detección, denuncia, control
y conciencia penal.
Por
último está el modelos específico de la agresión conyugal, en el que su autor,
Leonore E. Walker explica estas situaciones de violencia como el proceso en que
se produce entre la pareja, a saber, tres etapas: 1. La acumulación de tensión;
2. La aparición de un incidente de violencia; 3. La eufemísticamente denominada
esta de luna de miel, (tras un episodio violento, el agresivo dice arrepentirse
y prometer cambiar)
Formas
de Intervención.
Tenemos
conocimiento de los siguientes tratamientos para el comportamiento de los
agresores.
A)
Medidas
socioeducativas con los agresores.
Incluyen intervenciones de carácter
psicológico, social y educativo. “Se pueden dividir desde la diferente
perspectiva de los sujetos tratados en cuatro grupos” (Sedlack, 1988):
1.
Consejo
individual con el agresor.
2.
Terapia
de grupo con agresores.
3.
Terapia
con una sola pareja.
4.
Terapia
de grupo con varias parejas.
El objetivo fundamental del tratamiento
consiste en enseñar a los sujetos a reconocer las situaciones estresantes que
puede precipitar su conducta violenta, a controlar sus explosiones de ira, a
aumentar su asertividad y a mejorar sus habilidades de comunicación y sus
habilidades de resolución de conflictos.
B)
Medidas
de carácter legal.
Esta medidas son las básicas de acceder
en el que se incluyen el alejamiento, la detención y condena de los agresores.
No se conocen la existencia de evaluaciones sistemáticas del uso de medidas
penales en España.
C)
Tratamiento
cognitivo-conductual.
Integran diversas perspectivas estos
tratamientos, teniendo como objetivo tanto el cambio de actitudes y creencias
favorecedoras de la violencia como de los comportamientos y hábitos violentos.
Pueden utilizarse tanto con sujetos aislados como son grupos de agresores o con
grupos de parejas. Se suelen incorporar distintas técnicas y son las siguientes
(Saunders y azar, 1989):
1.
Autoobservacion
y registro de las emociones de ira.
2.
Desensibilizacion
sistemática y relajación.
3.
Modelado
de comportamientos no violentos o practica de los mismos mediante “Role
Playing”.
4.
Reforzamiento
diferencial de respuestas no violentas.
5.
Entretenimiento
en habilidades de comunicación.
6.
Reestructuración
cognitiva, para modificar estructuras de pensamiento sexista y de justificación
de la violencia.
7.
Mejora
de sus capacidades para anticipar situaciones y factores precipítales de la
agresión.
8.
Interrupción
de los comportamientos agresivos mediante técnicas de “tiempo muerto”.
En
España, más recientemente, Echeburúa, Amor y Fernández-Montalvo (2002), Han
elaborado una nueva versión de su programa de maltratadores que es aplicada en
varias cárceles, y sobre todo para su uso general como manual de auto ayuda.
1.
Aceptación
de la propia responsabilidad cuyo
objetivo es que los sujetos caigan en la cuenta de la realidad de su
comportamiento violento y se responsabilicen de sí mismo, como punto de partida para cambiarlo.
2.
Empatía
y expresión de emociones, dirigido a que amplíen su repertorio emocional y
aprendan a pensar y “sentir” acerca del daño y sufrimiento que su
comportamiento produce a sus parejas, a sus hijos, etc.
3.
Creencias
erróneas, destinado a “reestructurar” y cambiar todos aquellos pensamientos y
creencias sexistas y justificadoras del uso de la violencia que tiene muchos
agresores.
4.
Control
de las emociones, para que los agresores puedan aprender modos de detener o
parar sus emociones de ira y agresión.
5.
Desarrollo
de habilidades que les permitan expresar sus deseos y necesidades y también su
enfado, de modo asertivo, sin violencia.
6.
Prevención
de recaídas, cuya finalidad es que los agresores aprendan a anticipar y
controlar posibles situaciones y emociones de riesgo.
Conclusión:
Existen como ya hemos visto que para cualquier
perfil que presente el maltratador puede dárle una ayuda o una forma de
mejorar su comportamiento, antes de que se produzcan más agresiones y se
perpetúe una forma de comportamiento machista y autoritaria, se pueden recurrir
a las anteriores métodos cognitivos conductuales para la mejora del
comportamiento del agresor y en caso de reincidencia, existen barreras de
protección legales y jurídicas para evitar el contacto entre agresor y víctima.
Bibliografia.
- - Blog: Terapia grupal para hombres maltratadores.
Web de acceso:
- - Web del centro psicológico de terapia de
conducta:
- Santiago Redondo Illescas y Antonio Andrés
Pueyo. Perfil y Tratamiento del Maltratador Familiar. Archivo PDF:
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